Ronald Ordoñez, un nombre que resuena en la escena de la coctelería caleña, lleva en su ADN el arte de mezclar sabores y aromas. Desde una temprana edad, su vida estuvo impregnada por la tradición familiar; su padre, quien le enseñó a hacer chicha y vino, a su vez heredó este conocimiento de su abuelo. una cantina de barrio de sus padres fue su patio de juegos, donde comenzó a desarrollar su afinidad por las bebidas y la hospitalidad, una pasión que se ha convertido en su vida y carrera.
Para Ronald, la coctelería es más que una mezcla de ingredientes; es una manera de preservar y promover la riqueza cultural de Colombia. Su compromiso con el uso de frutas y productos locales no es solo una elección económica, sino un esfuerzo consciente por destacar la biodiversidad de su tierra. Prefiere el mamoncillo sobre el lichi asiático, no solo por el sabor, sino porque cree firmemente en dar a conocer los productos autóctonos que muchos caleños y colombianos aún desconocen.
Uno de sus más recientes cócteles es la creación de un cóctel inspirado en la tradición caleña de disfrutar un café con pandebono en la tarde. Este cóctel, que puede ser probado en Malamente gastrobar, es una muestra perfecta de cómo Ronald fusiona tradición y creatividad. Sin embargo, su verdadero amor está en trabajar con ingredientes como el viche, el naidí, el lulo y las hierbas del Pacífico y la miel de abeja de origen, elementos que considera indispensables en su barra.
La hospitalidad es un pilar fundamental en la carrera de Ronald, algo que aprendió desde casa, observando a sus padres. Para él, el servicio no se trata de simplemente atender, sino de hacer que cada cliente se sienta como en casa. Este enfoque en la atención al detalle y la creación de experiencias únicas ha sido clave en su éxito como bartender. “El servicio no es ser sirviente, es hacer sentir a los demás como en casa”, comenta Ronald, destacando que la verdadera calificación de un bartender no radica solo en la técnica, sino en cómo hace sentir a sus invitados.
A lo largo de su carrera, Ronald ha enfrentado varios desafíos, como cambiar la percepción de que los cócteles deben ser extravagantes para impresionar. Para él, la verdadera magia está en el storytelling detrás de cada bebida, una lección que ha sido vital para su crecimiento profesional. Su dedicación a crear cocteles que cuenten una historia ha marcado su camino en la coctelería, diferenciándolo en un mercado que a menudo se deja llevar por las tendencias extranjeras.
Aunque no le gusta alardear, Ronald ha recibido múltiples reconocimientos que avalan su talento y pasión. Desde su primer premio en un torneo local en 2011 por un cóctel de algodón de azúcar, hasta ser finalista en la competencia mundial World Class Diageo en 2013 y 2023, sus logros reflejan su compromiso con la excelencia. Además, su éxito en torneos de licores en 2013 y 2015 le permitió viajar a Argentina, donde enriqueció aún más su conocimiento y experiencia que fueron bases para las clases que imparte hoy en día sobre coctelería en un reconocido instituto de gastronomía.
Ronald Ordoñez es un ejemplo viviente de cómo la coctelería puede ser un vehículo para celebrar y preservar la cultura. A los nuevos bartenders, les aconseja no tener miedo de defender sus ideas y orígenes. “Que lo que sea que hagan, lo hagan con amor y por ellos, no por nadie más”, les dice. Con un futuro brillante por delante, Ronald continúa explorando, innovando y honrando sus raíces a través de cada cóctel que crea para los bares que asesora, contribuyendo a la evolución de la coctelería en Cali, que ve en constante crecimiento desde 2015, con nuevas generaciones renovando sabores y técnicas.
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